George era un ávido devorador de libros. Su colección iba desde La vida de Gengis Khan hasta Fregando platos con Martha Stewart.
En uno de sus pedidos le llegó por accidente un “libro” muy extraño titulado “Sobre la diplomacia y otras cuestiones”, título que definitivamente llamó su atención. Lo que no dejaba de sorprenderlo era el hecho de que sólo tenía dos páginas. “Quizás es un error” pensaba en su interior mientras procedía a ver de qué se trataba.
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Diplomacia: El arte de decir buen perrito en lo que encuentras un palo.
Cuando ya no tienes dedos suficientes para contar tu edad, es tiempo de comprender tu carácter. Saber lo que te incomoda en los demás y entender que tienes dos opciones: Apartarte del camino o quitar las piedras para los que vienen detrás.
La diplomacia infinita no es mala cuando te dan un cheque por ejercerla. Te sorprenderá saber que existe una gran cantidad de buenos samaritanos en la calle ejerciéndola de gratis, soportando todo tipo de incomodidades en un vano intento de estar “bien” con todos. Olvidan que es una herramienta para obtener algún beneficio a largo plazo, no algo porque sí.
Para disfrutar de las personas adecuadas, comienza primero por eliminar las que te molestan. Será algo así como llegar a la felicidad por el otro lado.
Y si tienes miedo… es más económico comprar una soga.
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Las otras cuestiones no las necesitas por el momento.